AMB lanza llamado de alerta para evitar que durante la Semana Santa se atente contra especies prohibidas y en peligro de extinción

Bucaramanga, sábado 22 de marzo de 2014: la celebración religiosa y la tradición cultural que implica la Semana Santa, no pueden servir como excusa para que los creyentes atenten contra los recursos naturales, y especialmente en contra de especies de flora, cuya comercialización se encuentran prohibida y en serio peligro de extinción.

 

La recomendación fue formulada por el Subdirector Ambiental del Área Metropolita, Víctor Moreno Monsalve tras advertir que con la proximidad a la conmemoración del Domingo de Ramos, también se intensifica la actividad de los artesanos de palmas de cera, (Ceroxilum quinduense) y palmas montañeras (Areca spp), variedades que por su explotación frecuente e indiscriminada, están en riesgo de desaparecer.

 

Ante este preocupante panorama la Subdirección Ambiental del AMB anunció la realización de operativos intensos en las plazas de mercado y los alrededores de las iglesias en ciudades como Bucaramanga, Floridablanca, Girón y Piedecuesta, para decomisar y sancionar a quienes comercializan la palma de cera.

 

“Respetuosos como siempre hemos sido de los credos religiosos y de la trascendencia de la celebración de los actos litúrgicos de la Semana Mayor, si queremos acudir la conciencia ambiental y a la responsabilidad social de los fieles para que eviten explotar, vender o comprar elementos tejidos con material extraído de las palma, especie prohibida y en riesgo de extinción”, declaró el subdirector Moreno Monsalve.

 

El funcionario formuló una invitación especial a los feligreses católicos a usar otras especies vegetales, para el domingo de Ramos, pues en este caso lo que prima es la convicción y la solemnidad de la Semana Santa.

 

 

Especies amenazadas, según el Ministerio Ambiente y Desarrollo Sostenible

Palma de Cera del Quindío (Ceroxylum quindiuense). Árbol nacional de Colombia, que crece en las altas montañas de nuestro país especialmente en los bosques de niebla; como otras de su tipo, toma su nombre del hecho de que su tallo está recubierto de cera para protegerse de insectos y hongos.

 

De todas las palmas que existen en el mundo ésta es la que crece a mayor altura sobre el nivel del mar y al mismo tiempo es la más alta (mide hasta sesenta metros). Vive cien años aproximadamente. Debido a la tala para utilizar su madera y para tejer con sus hojas los ramos de Semana Santa, se encuentra en peligro de extinción.

 

Palmas. Según datos suministrados por la Secretaría Distrital de Ambiente (antes DAMA), para el caso colombiano, las palmas más amenazadas son la Palma de Cera (Ceroxylon sasaimae) y la Palma de Vino (Ceroxylon alpinum); las dos ubicadas en zona cafetera y representadas por una pequeña población de individuos.

 

La totalidad de las hojas de palma que se comercializan en Bogotá, corresponden la palma Attalea butyraceae, conocida popularmente como Palma Real o Palma de Vino, y provienen de aprovechamientos realizados en el departamento de Cundinamarca, en cercanías a poblaciones como Nilo, Villeta, Yacopí, Villarrica y Girardot, de aprovechamientos autorizados por la CAR Cundinamarca.

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