De regreso al territorio, como una condición VITAL…

Por: Samuel Jaimes Botía PhD(c). Msc. Arq.

“El territorio es una obra de arte: seguramente, la más elevada, la más coral que la humanidad haya sido capaz de expresar.” A. Magnaghi (2011)

El desafío territorial de una nueva centralidad urbana, parte de la necesidad de repensar la forma como sociedad, organizamos las actividades humanas que se realizan sobre el territorio. Las ciudades contemporáneas en condición metropolitana, hoy más que nunca, reclaman una ciudad más solidaria, más equitativa, sin contaminación, sin congestión, sin polución, hecho que paradójicamente, a partir de la pandemia y el confinamiento decretado por los gobiernos, ha hecho una realidad en las ciudades.

El llamado a cómo avanzamos económicamente, socialmente y culturalmente, post Covid-19, será de la mano de la protección ambiental como una condición VITAL de salubridad, proteger los páramos, las cuencas hídricas, proteger la estructura verde de los ecosistemas para mejorar la calidad del aire, y proteger las tierras cultivables que garanticen nuestra seguridad alimentaria en el área metropolitana, hacen parte, sin duda alguna de la reactivación económica, cerrando el ciclo del consumo con la gestión de residuos sólidos, dando oportunidades sociales a la innovación en el reciclaje dentro de una economía circular.

Es el momento oportuno de poner en práctica el marco teórico utilizado en estudios como “Bucaramanga VITAL” y en consultorías como “El proyecto piloto de nueva centralidad urbana en el territorio metropolitano”, que proponen una ciudad incluyente, una ciudad donde se disfruta del aire puro en un espacio público el cual prima la convivencia ciudadana, una ciudad con ríos y quebradas limpias que prevengan enfermedades, que sirvan para la actividad física y saludable de caminatas por bosques y parques, que restauran la conexión biótica entre cerros y escarpas, una ciudad que preserva las tierras fértiles y suelos de protección, con el fin de fomentar la soberanía alimentaria y la biodiversidad.

Las siete líneas estratégicas del Plan Piloto proponen programas específicos encaminados a: un plan de movilidad rural y urbano saludable y sostenible; una serie de programas perfilados a la gestión integral del agua desde su captación, recuperación y manejo de riesgos de inundación; una conexión verde con programas de infraestructura, paisajismo y de riesgo de remoción en masa; un plan de densificación que propenda por la compacidad,  la contigüidad de servicios complementarios y de crecimiento estratégico; una agroindustria que recupere las actividades agropecuarias y de mercados locales que promuevan una alimentación saludable y ecoturística; un desarrollo local estratégico de gestión ambiental y servicios ecosistémicos que generen energías limpias; y finalmente, un plan integral de residuos sólidos que bajo una economía circular, con acciones de clasificación selectiva de residuos y manejo innovador para cada tipo de residuo acordes a los ciclos vida de cada tipo de material.

Esta nueva centralidad coloca finalmente en valor un entorno natural de gran significado para la población local por sus valores agro-culturales expresados en la amplia participación social de co-creación incluyente e innovadora, una centralidad que más de ser urbana, es Ru-urbana cumpliendo con los Objetivos del Desarrollo Sostenible ODS 2030.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *